miércoles, 25 de noviembre de 2009

¿Disfémico yo?

Pensaba - mientras leía a un compañero que confesó tener disfemia - que cada uno deberá reconocerse como tartamudo solo cuando sienta deseos o necesidad de hacerlo ... A la mierda las obligaciones ... tanto como los disimulos.

Al carajo los sinónimos ... decir "el viernes" no es lo mismo que decir "mañana" ... Decir Marcela no tiene nada que ver con decir "aquella señorita que está allí" ...
Sentir en cada latido que la primavera brota en el corazón y confesar "te aprecio mucho" ... no es ni siquiera parecido a pronunciar ese "te quiero mucho" ... que hasta quizás nos abra alguna puerta ... o una boca en donde esperan aquellos labios amados.

Las palabras que se desean pronunciar - aunque estén rotas - valen mucho más que los tristes sinónimos seudo-fluidos.

Es más penoso y hasta indigno negarse a pronunciar el propio nombre ... que articularlo con dignidad y como salga ... como se pueda ... No está prohibido ni es indigno tartamudear ... ni siquiera lo es al momento de pronunciar nuestro nombre.

El camino del ocultamiento de la tartamudez no lleva a buen puerto ... ya lo sabemos ... Tarde o temprano algo implosiona dentro de nosotros mismos ... algo "se corta" como nuestras palabras ... Y llega el momento en que se terminan los maquillajes ... se descorren los velos ... y el horror de sentirnos desválidos ... desnudos y miserables ante los demás ... se hace sentir ... y duele ... de tan culposo e inevitable.

Aunque les parezca cuento ... duele más evitar que afrontar ... es más doloroso ocultarse que reconocerse ... Y es realmente así aunque al principio parezca todo lo contrario.

Qué alegría esos compañeros tartamudos que se atreven ... se muestran ... se reconocen ... Y levantan las banderas de la dignidad ... del quererse y aceptarse a sí mismos ... Estoy orgulloso de esos compañeros que queriendo o sin querer ... una vez más nos animan a todos los demás ... a seguir aprendiendo a ser tartamudos ... Quiero decirlo una vez más ... TARTAMUDOS ... Y claro que hay que vencer los tabués y las verguenzas propias y ajenas ... para llegar sin temor a reconocerlo ... a decirlo en público ... SOY TARTAMUDO ... y me place poder afirmarlo para sentirme cada vez ... más tarta que mudo.