miércoles, 13 de octubre de 2010

Reflexión

Compañer@s:

A veces pienso que lo que realmente pesa a la hora de comunicarnos ... no es tanto lo que oye nuestro interlocutor ... sino el maremoto de sentimientos negativos y verguenzas inconfesables que nos abrumaron la existencia durante años ... Ese daño interior y ese sufrimiento psíquico puede reducirse considerablemente ... incluso sin necesidad de mejorar la fluidez o ir a un logopeda.

Por muchos años creí que simplemente eran originados (de manera unicausal) por los bloqueos y las repeticiones ... Discutí por mucho tiempo con un compañero español que tomaba Pagoclone y que me decía que apenas le hacía efecto la medicación y lograba mayor fluidez ... todos los dolores psíquicos se diluían como azucarillo y no existían más ... Sinceramente hoy día creo que este asunto no es tan simple ... ni funciona de manera "unicausal" ... Sin la dimensión social ... la tartamudez no existe ... Sospecho que si planteáramos la utopia de una sociedad en la cuál no se reprenda ni pretenda modificarse (ni por la familia, los amigos, las instituciones o la medicina) nuestra manera de comunicarnos ... Los tartamudos quizás no tendríamos ni la cuarta parte de las verguenzas ni los dolores psíquicos que nos produce el hecho de atascarnos ... Pero obviamente este es un razonamiento contrafáctico ... y va más por el lado de la intuición personal que del cabal conocimiento de la materia.

La comunicación (por definición) es social ... Y es realmente difícil definir a la tartamudez ... si no hay al menos un interlocutor con quién relacionarse.

El común de la gente (obviamente) no le da la enorme importancia que le atribuimos nosotros al hecho de atascarnos ... Pero ocurre que la tartamudez es mucho más que lo que oímos u oye nuestro interlocutor ... Todos nosotros tenemos en común una historia (en general muy triste) de cómo nos han (y cómo nos hemos) tratado a la hora de los atascos ... Y esta historia no se ve a simple vista o a simple oído ... Entonces compañera/o parece ser que todo lo que haces para no atascarte ... todos los trucos y las muletillas ... todas las evitaciones ... y todo ese rubor que va in crescendo a la hora de hablar ... ¡eso también es tartamudez! ... y es tartamudez aunque en esa ocasión hablés totalmente fluido de punta a punta ... Y ese "movimiento emocional" ni siquiera lo sospechan quiénes nos oyen ... A veces ni siquiera lo advertimos nosotros mismos de tan internalizado que lo tenemos ... En este punto el ejemplo es claro y diario:

Tartamudo A: - ¿Cómo te ha ido en la entrevista de hoy?

Tartamudo B: - (Visiblemente emocionado) Pues muy bien ... muy bien ... me siento tan feliz.

Tartamudo A: - ¿Te has atascado?

Tartamudo B: - Puedes creer que no ... Ni se notó ... No lo puedo creer ... estoy tan feliz de haber hablado bien.

Tartamudo A: - Te felicito ... sigue esforzándote por hablar bien.

Al parecer el tartamudo B no se atascó ... Pe-pero tartamudear ... tartamudeó sin duda ... Ocurre que sus interlocutores no lo notaron ni se enteraron ... Y al parecer (y esto es lo realmente jodido) él tampoco se enteró ni lo notó.

(Quién tenga dudas sobre si mi personaje tartamudeó o no ... observe como en este diálogo la fluidez se ubica por encima de todo lo demás ... Conducta típica de cualquier tartamudo).

¡Zeus nos libre de confundir la ausencia de atascos ... con la ausencia de tartamudez!


Un abrazo a todos!!!!


Ruben

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